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Mostrando entradas de abril, 2025

Sentirse lejos aunque estés cerca

  Algo que me duele, y que últimamente me está afectando más de lo que pensaba, es tener a personas importantes lejos. Me pasa cada vez que voy a La Mamola, el pueblo de mi padre, y vuelvo a Alcázar de San Juan. En Semana Santa estuve allí y, como siempre, el regreso se me hizo cuesta arriba. No sé cómo explicarlo del todo, pero es como si una parte de mí no volviera conmigo. Me bajo del coche, entro en casa, vuelvo a mi rutina de siempre… pero sigo pensando en ellos, en mis amigos del pueblo, en los sitios en los que estuvimos, en las conversaciones. Es como si aquí no pudiera estar del todo presente, porque mi mente se ha quedado allí, enganchada a esos días. Lo noto en los pequeños detalles. A veces voy por la calle y veo a alguien que, por un segundo, me recuerda a alguno de mis amigos de allí. Sé que no lo son, pero me da como un vuelco. Me pasa también en clase o incluso en casa. No paro de pensar en cuándo será la próxima vez que pueda ir, cuánto queda para el verano, cuán...
Hace apenas unas semanas, celebrábamos el Día de la Mujer. Un día para visibilizar, para luchar, para no olvidar por qué seguimos saliendo a la calle. Pero ese día, un amigo me envió un enlace que, honestamente, me dejó helada: “491 ventajas ante la ley que tienen las mujeres”. Lo hizo con tono irónico, como si fuera una gran revelación, como si nosotras estuviéramos jugando con ventaja en una carrera que desde el inicio tiene el terreno inclinado en nuestra contra. Lo que más me impactó no fue el enlace en sí, que está lleno de tergiversaciones, y omisiones interesadas. Lo que me dolió fue la ligereza con la que lo compartió. Como si hablar de leyes que supuestamente nos “favorecen” fuera una forma válida de invalidar la lucha por la igualdad real. Podemos tener mil leyes a nuestro favor. Podemos aparecer como beneficiadas en códigos y artículos. Pero la realidad, la vida real, el momento en que esas leyes deben aplicarse demuestra que esas “ventajas” desaparecen como humo. Porque cua...

¿Hasta cuándo vamos a dejar que esto siga pasando?

Hoy escribo desde un lugar de profunda frustración. Me queda mucho por vivir, pero lo que he visto ya me basta para entender que la justicia, muchas veces, no es justa para todas. El caso de Dani Alves no es solo un juicio más; es un espejo de cómo funciona —o más bien, de cómo falla— el sistema judicial cuando se trata de proteger a las mujeres. La reciente absolución de Alves, pese a que existían pruebas contundentes, vuelve a lanzar el mismo mensaje peligroso de siempre: que si eres famoso, si tienes poder, tu palabra vale más. Que incluso con pruebas médicas, con relatos coherentes, con grabaciones de cámaras de seguridad, todavía puede parecer que “no hay suficientes pruebas”. ¿Qué más hace falta? ¿Una confesión firmada? ¿Un video explícito? ¿Hasta qué punto tenemos que exponer a la víctima para que se le crea? Lo más indignante es ver cómo algunos jueces parecen hablar más como abogados defensores que como jueces imparciales. Se aferran a tecnicismos, minimizan los hechos, invali...