¿Hasta cuándo vamos a dejar que esto siga pasando?
Hoy escribo desde un lugar de profunda frustración. Me queda mucho por vivir, pero lo que he visto ya me basta para entender que la justicia, muchas veces, no es justa para todas. El caso de Dani Alves no es solo un juicio más; es un espejo de cómo funciona —o más bien, de cómo falla— el sistema judicial cuando se trata de proteger a las mujeres.
La reciente absolución de Alves, pese a que existían pruebas contundentes, vuelve a lanzar el mismo mensaje peligroso de siempre: que si eres famoso, si tienes poder, tu palabra vale más. Que incluso con pruebas médicas, con relatos coherentes, con grabaciones de cámaras de seguridad, todavía puede parecer que “no hay suficientes pruebas”. ¿Qué más hace falta? ¿Una confesión firmada? ¿Un video explícito? ¿Hasta qué punto tenemos que exponer a la víctima para que se le crea?
Lo más indignante es ver cómo algunos jueces parecen hablar más como abogados defensores que como jueces imparciales. Se aferran a tecnicismos, minimizan los hechos, invalidan el testimonio de la víctima sin siquiera detenerse a pensar lo que eso significa para ella, y para todas nosotras. Porque sí, cuando absuelven a un agresor con ese poder mediático, no solo están desprotegiendo a una persona. Están diciendo a millones de chicas que su voz no importa, que su dolor es negociable, que su verdad será puesta en duda si el agresor es famoso.
Y entonces me pregunto:
¿Qué se tiene que hacer para que estas injusticias se vean de verdad, para que no se pasen por alto como si fueran errores aislados?
¿Por qué nos cuesta tanto creer a la víctima cuando el acusado tiene seguidores, trofeos o una imagen pública bien cuidada?
¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que esto pase una y otra vez, con distintas caras, pero el mismo silencio y la misma impunidad?
No podemos callarnos. No podemos aceptar que la justicia funcione mejor para unos que para otras. Porque mientras una víctima tiene que reconstruirse después del juicio, el agresor absuelto solo tiene que volver a la normalidad. Y eso no es justicia. Es privilegio.
Hola ,Elena.Entiendo tu frustración y rabia hacia esta situación y me he sentido totalmente identificada con tus sentimientos sobre este tema y la situación tan desagradable e injusta que vivimos las mujeres Es muy valiente que compartas tus sentimientos y reflexiones sobre un tema tan importante y doloroso como la justicia y cómo a veces parece fallar, especialmente en casos de violencia contra las mujeres.
ResponderEliminarMe han gustado y me han echo reflexionar en las preguntas que planteas: ¿qué más hace falta para que se vea la injusticia?, ¿por qué cuesta tanto creer a la víctima?, ¿hasta cuándo vamos a permitir que esto siga pasando? Son preguntas muy importantes que nos invitan a reflexionar a todos sobre cómo funciona nuestra sociedad y qué podemos hacer para que las cosas cambien.
Es cierto que a veces las noticias que vemos pueden ser muy desanimadoras y hacer que perdamos la esperanza. Pero creo que es fundamental, como tú dices, no callarnos. Tu voz y la de muchas otras personas que sienten lo mismo son muy importantes para que se escuchen estas injusticias y para que se empiece a generar un cambio real.
¿Qué crees que podemos hacer en nuestro día a día, como jóvenes, para contribuir a que se escuche más la voz de las víctimas y se cuestione la impunidad? ¿Qué tipo de conversaciones podemos tener con nuestros amigos y amigas sobre estos temas tan delicados?
Gracias por compartir tu reflexión tan honesta y hacer que reflexionemls sobre la sociedad a la que estamos llegando , lo injusto que son las leyes y más directamente para la mujer